sábado, 23 de abril de 2011

Un futuro incierto para la “democracia”

Ibáñez M.J. Hoe

Los grandes problemas nacionales en la actualidad como la delincuencia organizada, el narcotráfico, la inseguridad, la corrupción, el desempleo, la impunidad y la incertidumbre de una economía dependiente a los Estados Unidos, ponen en riesgo el futuro de nuestra “democracia”.

Aunado también los efectos de la globalización y su impacto directo en la vida cotidiana de los mexicanos, así como en el sistema democrático institucional; las instituciones públicas se debilitan y sus representantes se ven influenciados por las ideas y modelos de otros países, principalmente los más desarrollados. Los organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, han intervenido en los asuntos internos de muchos países; sobre todo los más débiles, política y económicamente, localizados en América Latina, África y Medio Oriente.

Los partidos políticos, los sindicatos, las corporaciones y organizaciones civiles se han convertido en los principales mediadores entre el Estado y la sociedad; los ciudadanos —por su parte— cada vez se alejan más de las instituciones y del gobierno; por lo tanto, existe menor participación de ellos en la vida política del país, poniendo en riesgo el futuro de la “democracia”.

La existencia de diferentes grupos de presión manifiesta la pluralidad ideológica dentro de una sociedad, lo que permite el fortalecimiento de la democracia; pero en el caso de México, estos grupos muchas veces rompen las reglas del juego poniendo en riesgo la existencia misma de la democracia. El interés personal y la corrupción de sus dirigentes, se sobrepone por encima del interés colectivo y de la Nación.

También podría señalarse que para mantener una estructura democrática en atención al interés general de la nación, manteniendo las estructuras económicas capitalistas, no sería posible y, de haber intentos no serían más que fenómenos de tipo populista, es decir, fenómenos que tienden al interés general de la nación pero que en el fondo no son más que grupos de élite que pretenden articular sus intereses con los de la sociedad en general y que terminan por fracasar al momento de ceder a los intereses de uno u otro grupo social. Ejemplo de ello, los partidos políticos.

La vía más correcta para seguir fortaleciendo la democracia son las asambleas cívicas directas, sin intermediarios o en el caso más efectivo, la relación y el contacto directo entre el gobernante y los gobernados. Sin embargo, esto presenta un problema para las sociedades grandes, ya que solo es posible en comunidades pequeñas.

La democracia ha tenido que sortear grandes dificultades, lo que ha provocado distorsión en cuanto a sus principios originales. De acuerdo a las circunstancias y a la dinámica de cada sociedad, la democracia tuvo y tiene que ir adaptándose; llegando así, a un tipo de democracia centrífuga y policéntrica, pluralista y competitiva.

Con esto, podemos afirmar que más que una democracia ideal de acuerdo a su principio, ésta tiene que ir transformándose de acuerdo al tipo de sociedad en la que se aplica; por lo tanto, su futuro es incierto.

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