viernes, 22 de abril de 2011

La discriminación: una triste realidad en México

Ibáñez M.J. Hoe


La discriminación en México cada vez es
más común y violento.
México es un país plural y multiétnico, donde convergen todo tipo de ideales, opiniones, posturas, gustos, preferencias sexuales, etcétera; por lo que la discriminación es algo que lamentablemente siempre ha estado presente en nuestra sociedad. Su antigüedad data desde hace siglos y se ha manifestado de diferentes maneras. Actualmente es un fenómeno global que es prioritario atenderlo, ya que cada vez, es mayor el número de personas que denuncian que fueron víctimas de algún tipo de discriminación.

En el año 2001, el Congreso mexicano reformó el primer artículo de la Constitución e incluyó el derecho a no ser discriminado: “queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra”. Y, según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, “en México existe la idea generalizada de que hay una discriminación de baja intensidad, pero lo que no se ha hecho visible es que tiene un impacto muy alto para la gente que la vive, ya que permea hasta la base estructural de la sociedad”.

Sabemos bien que en México somos uno de los países más racistas, ya que existen muchos casos de discriminación que no son denunciados ante las autoridades.

La discriminación es común que se empiece en la casa, en la escuela o en la calle. Por ejemplo en la casa, en el caso de una mujer, desde pequeña se le pide que ayude en las tareas del hogar; en la escuela se reproducen los estereotipos de género, que luego contribuyen a la violencia, principalmente hacia las mujeres. En la calle se adquieren todo tipo de hábitos y de conducta, principalmente entre el grupo de amigos, que empiezan principalmente por los apodos, por ejemplo, el jarrita, nariz de tucán, el barriga, subsuelo (por ser demasiado pequeña la persona), cuatro ojos, etcétera, por decir algunos.

Según la CONAPRED, la discriminación no sólo se refiere a diferenciar o excluir a los demás a través de actitudes negativas que estén basadas en prejuicios o ideas preconcebidas de cuánto valen las personas y a qué tienen derecho, por pertenecer a determinado grupo de población, sino también al enorme número de omisiones en donde se muestra que la generalidad de las leyes o de los servicios están pensados para la generalidad de la gente, pero no alcanzan a ser útiles para grupos de población específicos y en consecuencia éstos no pueden ejercer el resto de sus derechos.

Un tipo de discriminación común en México es hacia los indígenas, quienes viven prácticamente en la marginación y el olvido del gobierno. Comúnmente escuchamos el uso del término “indio” como humillación y todo porque hablan, visten y se ven diferentes. Sin embargo, es importante respetar y ayudar a preservar la cultura de estos pueblos originarios, ya que ello les da identidad y a su vez, dan identidad a México.

Recientemente, el secretario de Educación Pública Alonso Lujambio señaló que: "desde la infancia se refuerzan, la asignación de roles sociales, en función del sexo de la persona y muestran estereotipos más arraigados en los niños que en las niñas, lo que puede derivar en prácticas discriminatorias, que pueden a su vez derivar ciertamente en violencia de género". Lo cual, cada vez es común en nuestra sociedad.

Un estudio revela que el 50.1% de los niños de primaria están de acuerdo con que el hombre es el que manda y decide lo que le conviene a la familia y que el 31.7% de las niñas opinan lo mismo. Esto significa que la educación de equidad de género se debe de aprender desde la casa y es tarea de todos los que rodean al menor.

Quizás la discriminación se haya reducido en algunos aspectos, pero en otros es todavía muy preocupante. En el caso de las mujeres el trato no ha sido equitativo, ya que en lo relativo al salario a las mujeres se les paga menos que a los varones por el mismo trabajo y, el acoso sexual en el ambiente laboral sigue siendo un serio problema para ellas. Sin embargo, no se atreven a denunciarlo por temor a represalias o el despido.

Entre todos tenemos que combatir la discriminación, la inequidad y la violencia de género, que tanto nos preocupa, la nueva educación de respeto a los derechos humanos tiene que empezar desde la casa.

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